En el mundo globalizado en el que vivimos hoy, las empresas estatales y
privadas son las protagonistas del desarrollo económico de un país. Por ello,
en todas partes es necesario contratar a profesionales
preparados para que se encarguen de la toma de decisiones que permitan generar
riquezas en una empresa. Esta es la razón principal por la que recomendamos
estudiar la carrera profesional de Administración de
Empresas.
¿En qué consiste la Administración de Empresas? Como su nombre lo dice,
en saber administrar o dirigir una empresa, de tal manera que sea posible
obtener recursos y utilizarlos adecuadamente cumpliendo metas empresariales y
logrando ganancias. Esta profesión está muy relacionada a la Economía y las
Finanzas, así como también a la Contabilidad
y el Marketing.
¿QUÉ ES UN ADMINISTRADOR?
Rafael
Garcíacastillo y Cruz
Profesor investigador del Departamento de Administración de la UAM-Azcapotzalco
Resumen
Pretendo
contribuir a precisar, desarrollar y actualizar los conceptos de administrador
y administrador profesional, en atención a la problemática existente y al hecho
de constituir tales conceptos elementos de suma importancia para aspirantes,
estudiosos, docentes, orientadores y empleadores. Con el mismo fin propongo el
perfil del "administrador profesional competente" en el cual incluyo
el papel social correspondiente.
Existe discrepancia entre los especialistas
respecto de lo que es la administración, y esto afecta directamente el concepto
de administrador. Los autores en administración consideran de poca importancia
el asunto; sin embargo el concepto de administrador es punto de partida de una
amplia problemática existente que afecta la formación de los estudiosos, reduce
las posibilidades de empleo y posicionamiento adecuado. A los administradores
profesionales se les prepara realmente como técnicos y no así como
profesionales; en el mejor de los casos se les capacita "para
administrar", pero no para renovar, ampliar y profundizar en el
conocimiento administrativo, ni para generar innovaciones respecto a su campo
de estudio y trabajo. Todo esto pone en entredicho el papel de las
instituciones educativas al respecto. De ahí la necesidad de dedicar parte del
presente escrito al deslinde de la formación profesional en relación del nivel
técnico. Este artículo se ocupa principalmente del administrador de empresas y
sólo tangencialmente del administrador público; se ubica en el México
contemporáneo, en el contexto internacional e histórico, en el sistema
económico basado en la propiedad privada.
Introducción
Objetivos generales. Pretendo contribuir a precisar, desarrollar y
actualizar los conceptos de administrador y administrador profesional, en
atención a la problemática existente y al hecho de constituir tales conceptos
elementos de suma importancia para aspirantes, estudiosos, docentes,
orientadores y empleadores. Con el mismo fin propongo el perfil del "administrador
profesional competente" en el cual incluyo el papel social de este
especialista.
Problema. Existe discrepancia entre los especialistas respecto
de lo que es la administración1 y
esto afecta directamente el concepto de administrador. Los autores en
administración consideran de poca importancia el asunto; sin embargo el
concepto de administrador es indispensable para elegir carrera, prestar
orientación profesional, elaborar planes de estudio, desarrollar el proceso de
enseñanza aprendizaje, contratar administradores, identificar los asuntos que
compete resolver a la profesión, desarrollar el conocimiento administrativo y
favorecer la independencia científico técnica nacional en el presente ramo del
conocimiento.
La falta de un adecuado concepto de
administrador, entonces, es punto de partida de una amplia problemática
existente: confusión en las expectativas de estudiosos y empleadores, descuido
de temas cuyo conocimiento compete a la especialidad, precario desarrollo y
prestigio de la profesión. Lo anterior afecta la formación de los estudiosos,
reduce las posibilidades de empleo y posicionamiento adecuado, lo cual se
refleja en que los administradores profesionales no administran; prueba de esto
es que en la administración pública han predominado los abogados e ingenieros,
y más recientemente los economistas; y que las empresas son administradas
mayoritariamente por ingenieros. Pareciera que para conducir la administración
pública es preferible estudiar Derecho o Economía, y para administrar empresas
conviene cursar Ingeniería. Naturalmente las posiciones directivas no están
reservadas a profesión alguna; sin embargo lo que se observa es sintomático de
que los administradores profesionales no están siendo formados adecuadamente y
están en desventaja respecto de otras especialidades. En general, se les
prepara realmente como técnicos y no así como profesionales; en el mejor de los
casos se les capacita "para administrar", pero no para renovar,
ampliar y profundizar en el conocimiento administrativo, ni para generar
innovaciones respecto a su campo de estudio y trabajo. Esto se refleja en el
hecho de que la literatura en administración es obra de otros especialistas,
tales como ingenieros, psicólogos, economistas, sociólogos, etc., y no así de
administradores. Todo esto pone en entredicho el papel de las instituciones
educativas al respecto. De ahí la necesidad de dedicar parte del presente
escrito al deslinde de la formación profesional respecto del nivel técnico.
En resumen: existe una amplia problemática en
torno a la formación de profesionales de la administración y el punto de
partida para resolverla es desarrollar el concepto de administrador
profesional, promover su discusión y consenso.
Hipótesis: Los supuestos en que se apoya el presente escrito son
los siguientes:
1º. Es posible y conveniente desarrollar directamente el
concepto de administrador. 2
2º. Es posible y
conveniente utilizar como base de dicho concepto el significado de uso
generalizado, vigente y reconocido del término, lingüísticamente hablando. 3
3º. Es posible y
conveniente desarrollar el concepto a partir de la realidad del administrador
en las organizaciones actuales.
4º. Es posible y
conveniente prescindir en un primer momento de los conceptos de administración
de los especialistas e incluso de las teorías administrativas4.
Posteriormente resultará útil y enriquecedora la confrontación, pero al
principio suele provocar confusión.
Delimitación. Este artículo se ocupa
principalmente del administrador de empresas y sólo tangencialmente del
administrador público; se ubica en el México contemporáneo, en el contexto
internacional e histórico, en el sistema económico basado en la propiedad
privada. La utilidad de la definición del administrador es de carácter
epistemológico: tiene que ver con la formación del estudioso del caso, la
generación de nuevos conocimientos, la validación y actualización de los
existentes; con las necesidades de investigación, docencia y desarrollo del
conocimiento administrativo. No tiene que ver con el problema de cómo
administrar o con la explicación del fenómeno de la administración. En
consecuencia la validación de la propuesta que presento se remite a la eficacia
en cuanto a clarificar lo que es un administrador profesional; esto es lo que
se sujetará a evaluación con el análisis y discusión pública del artículo, pero
mejor aún con su empleo y resultados en el campo al que está destinado, cosa
que impone ulteriores investigaciones.
Marco de referencia. Enmarcan el presente artículo fundamentos de orden
epistemológico, principios acerca de la formulación de conceptos y
definiciones, y la norma insoslayable de respeto al lenguaje, como requisito
para la adecuada comunicación. Las observaciones del autor se remiten al
ejercicio docente y profesional, en el sector público y privado, en México,
durante los últimos veinticinco años.
Metodología. Empleo la teoría del conocimiento de orden
materialista dialéctico, reconociendo la preeminencia de la práctica y su
interacción con la teoría, en un todo indivisible, cambiante y en consecuencia
vinculado a la realidad, económica, social e histórica. De ahí que el lenguaje
vigente y la practica del administrador en el sistema económico de mercado, en
el marco del actual proceso de globalización, así como las contradicciones en
torno a la formación de los administradores profesionales, sean la base del
presente análisis.
Objetivos Específicos. El presente artículo tiene los siguientes propósitos
específicos:
1). Ser guía de orientación para aspirantes y estudiosos de
la administración, que informe la problemática vigente en cuanto a la
definición del administrador, sin dar por resuelto el tema como suele suceder.
2). Llamar la
atención respecto de la necesidad de precisar qué es un "administrador
profesional competente". Proporcionar elementos para la discusión del caso
entre los estudiosos.
4). Promover un
consenso que favorezca, en lo que a la definición del administrador concierne,
la adecuada revisión de los planes de estudio de las licenciaturas en
Administración.
Plan del
documento. El
desarrollo del documento se da a través de los siguientes pasos:
a). Exposición de qué es un administrador, conforme al
lenguaje usual vigente.
b). Diferenciación
entre administrador y conceptos análogos.
c). Diferenciación
del administrador profesional respecto del empírico y el técnico.
d) Conclusiones:
Desarrollo del perfil del administrador profesional competente, en términos de
lo expuesto y de las características deseables, idealmente, desde el punto de
vista académico, laboral y social. e). Comentario final: necesidad y
posibilidades de especialización.
¿QUÉ ES
UN ADMINISTRADOR?
En español ADMINISTRADOR ES EL QUE
GOBIERNA O DIRIGE. Administrador es el que administra (Real Academia de la
Lengua Española). Son sinónimos de administrador: gobernador, rector,
regente, gerente, director, ministro, intendente gestor, apoderado, jefe, guía,
dirigente, mayordomo, síndico, cuidador, tutor, curador (ver diccionarios
de sinónimos).
Administrar significa: gobernar, regir, aplicar. Son sinónimos de administrar: dirigir,
cuidar, regentar, tutelar, mandar, apoderar.
La Academia de la Lengua anota: "administrador.
Que administra. Persona que administra bienes ajenos". Lo
anterior expresa la posibilidad de que el administrador se ocupe de bienes
propios (primera acepción) o bienes ajenos (segunda acepción).
El significado y los sinónimos de la
palabra administrador son totalmente vigentes. En la práctica los significados que reconoce la
Academia de la Lengua se encuentran en el uso generalizado y cotidiano del
lenguaje. Lo anterior se prueba en el hecho de que cuando hablamos de la "administración"5 de
una entidad, cualquiera que sea, estamos refiriéndonos, en primera instancia, a
su gobierno o dirección: el máximo titular de la administración de la
Universidad Autónoma Metropolitana es el Rector; el titular de la
Administración Federal es el Presidente de la República; el titular de la
administración del Distrito Federal es el Regente; el titular de la
administración de Michoacán es el Gobernador del Estado; el titular de la
administración del Municipio de Atoyac es el Presidente Municipal, también
llamado Alcalde o Edil; el titular de la administración de Pemex es el Director
General de esa empresa; el titular de la administración de un departamento o
área cualesquiera de un organismo es el jefe o gerente de la misma.
Es un hecho que existe una gama muy amplia de
jerarquías para gobernar o dirigir las instituciones: presidentes,
vicepresidentes, gobernadores, regentes, ministros, directores, gerentes,
jefes, supervisores, etc., donde cada cargo específico tiene su propia
connotación pero donde todos ellos administran, es decir, gobiernan, aún cuando
en general reportan a instancias superiores, también son, de una u otra manera,
subordinados. Pero el rasgo que les es común es el mando, la autoridad; la
diferencia expresa fundamentalmente jerarquía y facultades6.
Como es sabido, los órganos máximos de
gobierno de una empresa, en el caso de una sociedad por acciones, son los
siguientes:
El Consejo de Administración se ocupa
de la planeación y control estratégico de la empresa. El "Administrador
Único" (lo cual es una denominación legal) es el responsable ante las
instancias superiores y ante las autoridades por los actos de la empresa, por
tal motivo debe notificarse oficialmente su nombramiento; con frecuencia los
socios mayoritarios, los dueños de las empresas, los empresarios mismos, ocupan
esa posición. Los Directores de Área colaboran en la administración de
la empresa responsabilizándose por un departamento o función específico. 7
Todo lo anterior corrobora el concepto de
administrador como dirigente en los diversos niveles, incluyendo mandos medios
y menores; así mismo confirma el significado de la palabra administración
como expresión de función directiva y de gobierno.
En las empresas suele existir una gerencia o
dirección "administrativa" o de "administración", encargada
de la contabilidad, tesorería, impuestos, auditoría, personal, intendencia,
etc., es decir de las funciones no sustantivas, complementarias al ramo
o giro del organismo. Sucede que la dirección de una institución, sea pública o
privada, ha de responsabilizarse de actividades que no siendo principales son,
sin embargo, delicadas y de gran responsabilidad; e incluso aquellas que sin
serlo se ubican mejor bajo el control de un responsable al margen de las
operaciones principales. Eso ha propiciado que la administración sea
identificada con lo no sustantivo, con lo secundario y complementario; pero en
todo caso esto no es toda la administración ni su esencia; la pregunta es: el
estudio de la dirección de los organismos ¿a qué profesionales compete si no es
a los administradores?
Nexos entre el administrador y el
empresario.
Aún cuando algunas veces el empresario funge
como administrador es el propietario de las empresas y, salvo ese caso, el
administrador es un empleado, con más o menos facultades decisorias, pero siempre
con funciones directivas, gerenciales, de jefatura o supervisión, sobre el
resto del personal, sobre inmuebles, valores o sobre actividades determinadas.
El administrador de empresas es colaborador
cercano al empresario y para el buen desempeño de su trabajo requiere de un
conocimiento muy claro de la visión y necesidades empresariales; la diferencia
es la posesión de capital, pero en cuanto a capacitación el administrador profesional
requiere poseer los mismos y más conocimientos que el empresario, para
colaborar o sustituirle en la administración de las empresas: requiere una
acentuada formación empresarial. Sin embargo, por otro lado el
administrador tiene relación estrecha con los trabajadores, de lo cual
depende el buen funcionamiento de la empresa o dependencia gubernamental bajo
su cargo. Es mediador, parcial innegablemente, entre las exigencias de
una y otra parte, incluso en casos de conflicto laboral. Como empleado que es, se
encuentra sujeto a las exigencias patronales las cuales le toca
representar. Por ello requiere desarrollar sensibilidad, capacidad
negociadora y de persuasión para lograr equilibrio en las relaciones
laborales, equilibrio que para ser productivo y estable habría de fincarse en
el beneficio equitativo de las partes. Para el administrador resulta necesario
el conocimiento del conflicto económico, histórico e ideológico entre patrones
y trabajadores, y del sindicalismo oficial, que suele fungir como mediatizador.
Precisiones respecto del administrador y
otros funcionarios.
Los títulos: presidente, gobernador, rector,
son reservados para los más altos niveles de gobierno de entidades públicas y
privadas. Ministro, director, gerente, regidor, síndico, administrador, suelen
emplearse para mandos superiores pero subordinados a otras instancias. Jefe,
mayordomo, supervisor, intendente, gestor, apoderado, se asignan a puestos con
autoridad y facultades limitadas sobre otras personas o respecto de ciertos asuntos.
A mayor jerarquía mayor connotación jurídico
política; el "gobernante" accede al poder más frecuentemente por vía
de elección y el "directivo" por vía de designación. El gobernante
tiende a ser un líder que mediante la persuasión obtiene consenso y de ese
consenso depende su permanencia en el poder. Incluso los gobiernos autocráticos
requieren buscar el consenso y minimizar el uso de la fuerza la cual denota
debilidad política.
Se argumenta y desde luego pudiera ser
deseable que el directivo fuera también un líder, pero en la práctica su
papel es de autoridad que se hace obedecer y su permanencia depende de sus
superiores, esto es lo que con frecuencia le hace ir en contra de los intereses
de sus colaboradores y dificulta sea verdadero líder, por más persuasión o
"carisma" que pueda emplear.
Las pocas personas que no se encuentran
subordinadas a instancias superiores son los poseedores de capital. Los más
altos gobernantes formalmente se subordinan a la ciudadanía, a las
instancias parlamentarias; en la práctica se subordinan más a las exigencias
del capital, principalmente del externo, a efecto de atraer inversiones al
país. Administradores públicos y administradores de empresas se subordinan
al capital.
Diferencia y nexos entre administrador público
y administrador de empresas.
En el sentido vulgar se considera que la
Administración de Empresas es sinónimo de administración privada; sin embargo
académicamente esto es un grave error: propicia que al estudiar las empresas
se dejen fuera las que son propiedad pública8 y
las que pertenecen al sector social9,
mismas que tienen gran importancia incluso para la sobrevivencia de las
empresas privadas. Así mismo propicia que al estudiar la Administración
Pública se omita el estudio de las empresas, de innegable importancia en la
actividad gubernamental.
Administración de Empresas no es sinónimo de
administración privada por la sencilla razón que no todas las empresas son
privadas; además la administración de empresas también es asunto de
gobierno, tanto por las empresas que son propiedad del Estado, como por la
estrecha relación que existe entre la actividad gubernamental y la actividad
empresarial.
Para el administrador debe ser claro que
existe una intersección entre la administración pública y la administración de
empresas, y esa intersección es precisamente la administración de empresas
públicas. Pero lo más importante es que si la Administración Pública es
responsable de la economía nacional, a nivel general, y las empresas realizan
directamente la actividad económica, de ninguna manera puede justificarse que
sean ajenas ambas administraciones.
A la administración de empresas también
interesa enormemente la actividad gubernamental, en la medida que le afecta o
beneficia intensamente. Las administraciones no son ajenas entre sí. Sin
embargo debe distinguirse entre administración pública y administración de
empresas, ya que en cuanto a su naturaleza son muy diferentes: la
administración pública se ocupa de funciones de gobierno y la administración de
empresas se ocupa de actividades industriales, comerciales, financieras y de
servicios.
El administrador público es más cercano al
gobernante; desempeña funciones directivas en dependencias del Estado, donde
una orientación político social de conservación del poder son la clave. El
administrador de empresas se desempeña en industrias, comercios e instituciones
financieras algunas de las cuales son
del Estado, pero en todo caso su problemática es más de carácter técnico
económico.
En ambos sectores se prestan necesariamente
servicios públicos, casi todas las empresas lo hacen, si bien las empresas
privadas requieren obtener beneficios económicos (lucrar) para subsistir, y las
dependencias gubernamentales se financian con los impuestos. En todo caso el
administrador está obligado a operar con eficiencia económica cualquier
organismo bajo su responsabilidad.
El administrador profesional y el técnico.
En México se obtiene calidad de técnico
cursando los estudios correspondientes a nivel medio superior (después de la
instrucción secundaria); los estudios profesionales se cursan posteriormente a
la "preparatoria" o equivalente. El nivel técnico se ocupa, en
principio, de la capacitación en el conocimiento aplicado, que pretende
la preparación para el trabajo práctico; el nivel técnico es, por sus objetivos
generales, más modesto y de menos alcances que los estudios de licenciatura.
La instrucción superio capacita para
el trabajo pero supone además el estudio del conocimiento básico
referido a la realidad relativa a la disciplina de que se trate, así como la
explicación científico teórica de esa realidad. Esto pretende que el
profesional esté en posibilidad de ejercer, pero también de resolver problemas
de mayor complejidad y derivar de ello nuevos conocimientos. ¿Cómo desarrollar
profesión alguna --Medicina, Derecho, Física-- si no lo hacen sus propios
profesionales?; de ahí la necesidad de la formación científico metodológica
como piedra angular del desarrollo de las mismas. Si no se cumple con la
preparación en esos tres aspectos se propicia el estancamiento de la profesión
de que se trate y el desplazamiento por otros especialistas.
Ser profesional supone, entonces:
1) Dominio, en mayor grado, del conocimiento técnico.
2) Conocimiento
básico de la especialidad, para comprender y explicar con bases científicas el
comportamiento de los fenómenos que le competen.
3) Capacidad de influir
en la transformación e innovación de los fenómenos del caso, como resultado
de la comprensión científica de los mismos.
4) Capacidad de
aportar nuevos conocimientos, derivado de las innovaciones realizadas y de
lo conveniente al desarrollo de la disciplina.
En materia de administración el conocimiento
aplicado y el conocimiento básico corresponden a lo siguiente:
a). El conocimiento aplicado se refiere a cómo administrar.
b). El
conocimiento básico se refiere a la situación de empresas y gobiernos, así como
la comprensión y explicación teórico científica al respecto.
Conjuntando,
tenemos que la diferencia entre los administradores técnico y profesional es,
por principio, el nivel de formación:
1) El administrador técnico posee estudios para administrar y
su conocimiento es limitado respecto del administrador profesional.
2) El
administrador profesional, en principio, domina de manera superior la técnica
de administrar y, además, es experto conocedor de la situación de empresas o
gobiernos (según su especialidad), la cual puede explicar con bases
científicas. Además está capacitado para innovar las organizaciones y producir
nuevos conocimientos, es decir para contribuir a desarrollar la profesión.
Complementario
al nivel licenciatura existen las maestrías, orientadas a profundizar el
dominio de la disciplina y capacitar para la comunicación del conocimiento;
existen los doctorados cuya finalidad es, en esencia, desarrollar la
capacidad de innovación y la producción de nuevos conocimientos.
En consecuencia también es administrador
quien posee el conocimiento, profesión u oficio de administrar. En esto deberá
actualizarse el significado del término.
Al ampliarse el concepto del administrador se
amplía el campo de acción correspondiente. Además de administrar, el
administrador profesional puede desempeñarse como docente, investigador,
asesor, prestador de servicios de su especialidad, escritor y periodista en materia
de empresas y gobiernos, etc.
Estas posibilidades profesionales deben ser
tomadas en consideración al diseñar los planes de estudio correspondientes. La
diferenciación precisa de los niveles de formación de los administradores
servirá para definir con claridad y exactitud los objetivos de cada nivel de
instrucción, así como el perfil de conocimientos necesarios al administrador
profesional o técnico.
Impacto social de la actividad de los
administradores.
Como se ha visto, los administradores profesionales
habrían de formarse para administrar, para contribuir a la evolución de las
organizaciones y para que desarrollen el conocimiento administrativo. Sin
embargo visto así, limitadamente, hasta ahí llegan las necesidades de los
gobiernos y de las empresas. Pero debemos preguntarnos: ¿Los gobiernos y las
empresas existen para servirse a sí mismos?. Definitivamente no. Antes de
definir el perfil del administrador profesional conviene resaltar lo siguiente:
La sociedad necesita indispensablemente de
los gobiernos y de las empresas. Si
alguna vez se ha planteado la posibilidad de desaparición del Estado, lo cual
parece cada vez menos factible, la desaparición de las empresas no es ni
remotamente posible. Las empresas son las células económicas de la sociedad y
basta el mal funcionamiento de las mismas para traer graves trastornos. No
existen otras entidades que sustituyan a las empresas como los instrumentos
básicos para el aprovechamiento de los recursos naturales, organización y
aprovechamiento de la fuerza de trabajo, provisión de satisfactores para la
población, etc.
En las sociedades actuales, tanto el vacío de
poder y la ingobernabilidad, así como la reducción o desaparición de las
empresas, son señales inequívocas de grave crisis, política, económica y
social, que puede desembocar en desastre, guerra civil, y desmembramiento
nacional, como sucede en las repúblicas de la ex Unión Soviética o como se
avizora puede llegar a suceder en México. Estas reflexiones que pueden parecer
exageradas son necesarias sin embargo, pues como se ha visto ningún país está
excento de padecer situaciones de la índole mencionada.
Objetivamente, entonces, la razón de ser y el
sustento de gobiernos y empresas es la sociedad. Sin la sociedad perderían su
sustento y sin servirla no tienen justificación alguna para existir. El
problema radica entonces en qué hacen con esas instituciones quienes las
administran y cómo concurre a ello la población y la educación.
El discurso de gobernantes y empresarios, en
esencia, gira en torno a que su razón de ser es servir a la sociedad. Pero es
inocultable que con frecuencia se sirven más a sí mismos y no cumplen, o no lo
hacen suficientemente, con la sociedad. Los ciudadanos y los trabajadores
suelen tener una pésima impresión de los gobernantes, de los empresarios, y
consecuentemente de los administradores, tanto por razones justificadas como
por motivos de desinformación. En todo caso ello deteriora las posibilidades de
obtener cooperación de los ciudadanos y de los trabajadores, la cual es indispensable
para los administradores.
Resulta imperativo que la sociedad conozca
las posibilidades de superación y aprovechamiento de empresas y gobiernos; así
mismo resulta indispensable la colaboración de ciudadanos y trabajadores, y es
aquí donde encontramos las razones y orientación para la formación de los
administradores.
Para el administrador debe ser muy claro que
gobiernos y empresas son instituciones de altísimo impacto e importancia
social, que requieren ser manejadas y evolucionadas por especialistas
competentes, escrupulosos, con gran responsabilidad, ética, compromiso social,
ecológico e histórico. Además los administradores requieren ser capaces de
convocar al concurso consciente y democrático de los ciudadanos. El manejo
deshonesto, arbitrario, inepto o irresponsable de empresas y gobiernos, el
ocultamiento de la información, y la negación de la participación ciudadana y
de los trabajadores, que tan frecuentemente suceden, se traduce en severos
daños a la población, a la ecología y al patrimonio social.
Gobernantes y empresarios no son ni pueden
considerarse, de ninguna manera, como los únicos interesados en la formación de
los administradores y en el desarrollo del conocimiento administrativo; los intereses de la población, de los ciudadanos, de
los trabajadores y de los propios estudiosos de la administración han de ser
atendidos. Esta es una insoslayable responsabilidad de las instituciones
educativas, de los administradores profesionales, de los docentes e
investigadores, responsabilidad que es urgente atender.
La formación de administradores, entonces,
requiere incluir el interés de la sociedad en su conjunto. Para ello es
necesario el estudio científico acerca del comportamiento de empresas y
gobiernos, lo cual permitirá identificar principios y leyes que lo rigen,
elaborar explicaciones teóricas, así como técnicas y estrategias para su mejor
manejo. Este conocimiento debe integrarse al acervo de las Ciencias Sociales y
ser público, buscando con ello la comprensión y participación ciudadana para la
evolución de empresas y gobiernos en beneficio de la sociedad.
Al formar a los administradores es necesario
tener muy en cuenta su situación como subordinados cercanos a empresarios y
gobernantes, y de lo delicado que resulta una posición ideológica manifiesta,
contraria al sistema capitalista. Sin embargo, no por ello debe caerse en el
extremo de la inconsciencia social. Precisamente lo necesario ante tal
situación es una posición muy centrada y objetiva, que reconozca tanto las
necesidades gubernamentales y empresariales en el sistema capitalista, así como
aquellas necesidades de la sociedad, los trabajadores y el medio ambiente;
necesidades no sólo en el corto, sino sobre todo en el largo plazo.
En consecuencia, es necesario formar
administradores que desde luego sirvan a las empresas y a los gobiernos, pero
sobre todo sirvan a la sociedad en su conjunto, con un elevado sentido
ético, ecológico e histórico; administradores comprometidos con el desarrollo
humanístico y de la ciencia. No hacerlo es contribuir inconsciente e
irresponsablemente al deterioro económico, político y social que padecemos.
Conclusiones y recomendaciones
Podemos concluir que administrador es el que
gobierna o dirige y que el administrador profesional deberá estar capacitado
gobernar o dirigir, para evolucionar las organizaciones y para desarrollar el
conocimiento relativo a la profesión.
Para que el estudioso de la administración
logre una formación realmente adecuada en el contexto hasta aquí descrito, pero
sobre todo una formación que le permita participar competitivamente en el
mercado de trabajo, deben tomarse en cuenta adicionalmente a los elementos
planteados las exigencias de las instancias empleadoras, así como la situación
actual de globalización de la actividad empresarial y gubernamental que
vivimos.
En otras palabras, en el perfil del
administrador profesional y el consecuente plan y programa de estudios ha de
considerarse que una vez cursado el nivel superior los egresados deberán estar
capacitados para desempeñarse, es decir trabajar, profesionalmente en su
especialidad al más alto nivel, y por ello los requerimientos de las instancias
empleadoras deben ser atendidos. Conforme lo anterior recomendamos adoptar el
siguiente perfil:
1. Administrador profesional competente es
aquel que tiene capacidad de dirigir eficazmente organismos industriales,
comerciales, financieros y de servicios, ya sean públicos, privados o del
sector social, al más alto nivel, en el ámbito nacional, o internacional.
El título de administrador se justifica, sí y
sólo sí, incluye la capacidad de dirigir y lo hace de manera general respecto
de los organismos industriales, comerciales, financieros y de servicios, en los
ámbitos público, privado y del sector social. Si acaso cubre solamente una
parte de los campos señalados deberá aclararse, como requisito de seriedad
académica elemental (no ofrecer lo que no es real); crear expectativas
infundadas sólo deteriora el prestigio de la profesión.
Incluir el ámbito nacional e internacional
responde a que ningún profesional se forma, en principio, para desempeñarse
solamente en su país; pero además dado el fenómeno de la globalización de las
empresas la dirección de las mismas tiene necesariamente que remitirse al campo
internacional; con mayor razón procede incluirlo si se trata de administradores
públicos. El administrador profesional competente debe de estar
profundamente capacitado para realizar exportaciones y promover el comercio
exterior.
Referirse "al más alto nivel"
debiera parecernos natural, ya que si se trata de formar "mandos
medios", esto debería también especificarse, y naturalmente ese nivel
también requiere atenderse.
2. El administrador profesional competente
posee conocimiento experto de las actividades y situación industrial,
comercial, financiera, y de servicios, respecto de los países con mayor
crecimiento en los últimos años, y respecto del país en que haya de
desempeñarse. Así mismo posee conocimiento experto de los recursos naturales,
de los mercados, infraestructura y fuerza de trabajo, específicos del país o
localidad.
Un gobernante o un dirigente empresarial no
puede ser ajeno o lego en cuanto a la situación de las empresas en el mundo,
especialmente de las que se están desenvolviendo con mayor dinamismo, frente a
las cuales habrá de competir y de las que mucho tendrá que aprender. Desde
luego también requiere conocer las estrategias industriales, comerciales y
financieras que los gobiernos respectivos están poniendo en juego y que de
manera tan determinante impulsan el desarrollo empresarial. En consecuencia,
naturalmente también requiere ser experto en lo concerniente a las empresas y
gobierno de su país.
Por otra parte, todo bien y producto que
disfrutamos o conocemos se obtiene en primera instancia de la naturaleza. De
ahí que tanto los administradores públicos como los de empresas requieren
conocer con amplitud los recursos naturales con que cuenta su localidad y el
contexto mundial, así como las mejores maneras de aprovecharlos y preservarlos.
No es posible aprovechar esos recursos si se desconocen cuantía, ubicación,
propiedades, utilidad industrial y estratégica. En caso de desconocimiento,
como actualmente sucede a los administradores públicos y de empresas en México,
se cometen graves errores, su participación se ve reducida a papeles muy
secundarios y son desplazados por los mejor capacitados.
El aprovechamiento de la naturaleza se
realiza mediante la infraestructura pública y empresarial, así como con el
concurso de la fuerza de trabajo calificada, capaz de manejar eficientemente
dicha infraestructura. Estos son los recursos principalísimos de los
administradores para la producción de satisfactores para la población y para el
comercio internacional. Conocer a fondo tales recursos y cómo desarrollarlos,
es indispensable al administrador profesional competente.
3. El administrador profesional competente
está capacitado para generar nuevos conocimientos así como para actualizar,
validar y desarrollar los existentes, en su disciplina. Está capacitado para
impulsar y conducir el desarrollo científico técnico necesario a las
corporaciones, para lograr el liderazgo de las mismas.
El administrador profesional debe contribuir
al desarrollo de su propia disciplina, so pena de que otros profesionales con
mayor capacitación lo hagan y, como es natural, lo desplacen. El desarrollo de
una ciencia cualquiera que ella sea, está íntimamente relacionado con la
capacidad de sus profesionales para producir innovaciones y desarrollar nuevos
conocimientos; y esto depende a su vez de la formación científica y
epistemológica que se les provea. De ahí que la formación y capacitación en
investigación y desarrollo deba ser prioritaria en la currícula de las
licenciaturas en Administración.
Además de desarrollar su propia profesión, el
administrador competente debe ser capaz de impulsar el desarrollo científico
técnico del organismo bajo su cargo. La ciencia y tecnología son punta de lanza
en el crecimiento, liderazgo e incluso sobrevivencia de todo organismo; son el
más poderoso instrumento competitivo de empresas y gobiernos, de ahí que los
más visionarios realicen cuantiosas inversiones en investigación y desarrollo,
y guarden celosamente sus resultados. Ninguna empresa o gobierno podrá,
entonces, acceder a la ciencia y tecnología más avanzada si no la produce por
sí mismo; creer que otros se la proporcionarán es error, ingenuo en extremo,
que se traduce en dependencia, atraso, explotación y empobrecimiento para la
empresa o país que se gobierna.
Quien quiera gobernar o dirigir deberá estar
ampliamente capacitado para impulsar el desarrollo científico técnico del
organismo a su cargo.
4. El administrador profesional competente
posee conocimiento experto en lo referente al orden económico, jurídico,
político, social y laboral de su país y contexto.
¿Se podría gobernar o conducir empresas sin
el conocimiento arriba referido?; ¿podría ser, dicho conocimiento, leve o
superficial?. Desde luego que no. La administración es un fenómeno
eminentemente económico-jurídico-político, así como laboral y técnico; el
administrador profesional competente debe tener una clara comprensión de la
Economía, el Derecho, y la situación sociopolítica laboral, naturalmente en
cuanto a la teoría y la realidad actual, de su país y del contexto mundial. Con
ese contexto viven estrechamente vinculados e interactúan gobiernos y empresas.
El administrador puede tener asesores expertos pero requiere entenderlos y
comprender por sí mismo las situaciones, o será desplazado por los mejor
preparados que él.
5. El administrador profesional competente
domina las técnicas de negociación y expresión en público.
He aquí la médula del trabajo del
administrador: comunicarse con los demás, negociar y lograr acuerdos. Existe
toda una tecnología al respecto. El administrador no sólo debe conocerla, sino
dominarla y practicarla con maestría.
6. El administrador profesional competente
domina dos o más idiomas.
El administrador profesional competente en la
actualidad debiera ser políglota. Si bien en el pasado reciente la actividad
gubernamental y empresarial se restringió al interior del país, esto ya no
sucede más. Especialmente los países en desarrollo requieren de personas
capaces de abrir espacios de acción y obtener beneficios en el extranjero. Es
un hecho que en el futuro cercano, tal vez ahora mismo, quienes no dominen más
de dos idiomas tampoco podrán obtener un puesto como administradores. El
dominio de dos o más idiomas debiera ser requisito de admisión para los
estudios de la administración.
7. El administrador profesional competente
conoce y puede servirse ampliamente de los sistemas informáticos.
Los sistemas informáticos son sin duda la
herramienta de trabajo y de negocios más poderosa que existe; ninguna
organización o persona pueden prescindir de ellos sin grave detrimento en su
capacidad competitiva. Ciertamente sólo en caso de pretender dirigir el área
especializada se requerirá dominio de tales sistemas; sin embargo, incluso para
quienes aspiren a dirigir otras áreas de las organizaciones, el conocimiento y
la comprensión de los sistemas informáticos es requisito indispensable, que
además ampliará considerablemente el campo y las perspectivas de trabajo del
administrador profesional.
8. El administrador profesional competente
posee, y se conduce con, elevada conciencia ética, de servicio, y de
responsabilidad social y ecológica.
Esta es una de las características a la que
menos atención se ha prestado y las consecuencias están a la vista:
administradores que primero se sirven a sí mismos; que se sirven de las
empresas y de los gobiernos para sus fines personales; administradores a los
que la sociedad, la ecología y desde luego la ética les tiene absolutamente sin
cuidado. Naturalmente los administradores son parte y producto de la propia
sociedad; su moralidad refleja la moralidad imperante, pero en todo caso las
instituciones educativas tienen al respecto una gran responsabilidad, en la
medida que, por las razones que se quiera, no se ocupan de estudiar
objetivamente esta problemática.
Es claro que los administradores tienen
acceso a amplios poderes, que manejan dinero y decisiones, que frecuentemente
son presionados o "tentados" a actuar ilegal o deshonestamente,
expuestos a abusar del poder y la autoridad. Por tales circunstancias es que
los administradores tienen mayor necesidad de estar preparados para no incurrir
en faltas; estar muy conscientes de la grave responsabilidad que les concierne,
de las penas a que se exponen, pero sobre todo, los administradores
profesionales deben estar conscientes del ejemplo que proyectan hacia sus
colaboradores cercanos y remotos.
La corrupción y el abuso del poder han
derribado imperios, han causado guerras, han terminado también con muchos
administradores consignados; la corrupción es una de las causas de la
deplorable situación que vivimos en muchos países: todos los profesionales, no
sólo los administradores, debieran formarse con amplios conocimientos objetivos
acerca de los daños causados por la corrupción. Es claro que la calidad de las
organizaciones es simple y llanamente el reflejo de la calidad de sus
integrantes; pero más que de su calidad técnica, lo es de la calidad humana de
los mismos; no podemos esperar acciones o productos de calidad, de ninguna
clase, de organismos administrados por personajes de dudosa calidad humana;
siempre pondrán su beneficio personal por encima del interés común.
Por último, una de las más graves
consecuencias del manejo irresponsable de empresas y gobiernos es el deterioro
ambiental, por cierto estrechamente ligado a lo mencionado líneas arriba. Las
empresas, sus productos y desechos son los principales responsables directos de
las alteraciones ecológicas, si bien los administradores públicos son los
responsables por la legislación, instrumentación y puesta en práctica de las
medidas para preservar el ambiente.
El administrador profesional requiere conocer
y comprender ampliamente el problema ecológico, así como los recursos técnico
científicos para enfrentarlo, y mejor aún, debe ser capaz de convocar a la
participación ciudadana como parte importante también a este respecto.
9. El administrador profesional competente
posee amplia cultura y practica excelentes relaciones humanas.
La capacidad de relacionarse adecuadamente es
importante para el administrador en la medida que requiere obtener la
colaboración de los demás, cosa que puede lograr con el uso de autoridad, pero
que es más productiva si se obtiene por reciprocidad. Además, la capacidad de
relacionarse con base al respeto y empatía previene al administrador del abuso
del poder en sus relaciones con los gobernados y subordinados, algo frecuente
en las organizaciones. Ese abuso del poder, en el caso de los gobernantes puede
llegar, y así sucede, a situaciones más extremas.
Sin embargo, al aludir al dominio de una
amplia cultura y excelentes relaciones humanas estamos pensando en ello no sólo
como elementos para abrirnos paso en el mundo de los negocios o el poder, a los
que diversos autores han hecho alusión. Creemos que tales características
pueden contribuir a que el administrador profesional desarrolle la sensibilidad
humanística que le permita comprender mejor el mundo y el tiempo que le ha
tocado vivir, y a partir de dicha comprensión pueda contribuir a conducirlo a
estadios superiores.
10. El administrador profesional
competente es capaz de obtener capital, ingresos y utilidades, de y para
desarrollar y ampliar la capacidad operativa del organismo a su cargo.
En la empresa privada esto es evidente, pero
no así en los organismos públicos, debido a la tradición de financiarlos con
los impuestos, con deuda pública o emisión de dinero. Esto tarde o temprano
habrá de desaparecer en los países que deseen progresar: Toda actividad
gubernamental o privada habrá de ser financiada por sí misma; cada usuario o
beneficiario deberá pagar por lo que recibe, a crédito si es necesario, y no a
costa de los demás, salvo verdaderos casos de asistencia pública, los que
habrán de ser realmente excepcionales. Esto es indispensable para evitar el beneficio
privado a costa de la población; así mismo es instrumento para medir la
eficiencia y para evitar la corrupción del administrador, cosas frecuentes en
el capitalismo.
Obtener capital, ingresos y utilidades, así
como aprovecharlos óptimamente, es la mayor de las responsabilidades económicas
de todo administrador, en todos los niveles y funciones de los organismos,
incluso en aquellos que aparentemente se encuentran desvinculados de tal
función, donde lo procedente es ser coadyuvante. De que esto se entienda
depende el desarrollo y crecimiento presente y futuro de los organismos y ello
significa ampliación de los servicios que prestan, empleo, abasto, progreso,
etc. También de ello depende la permanencia y progreso del administrador.
Comentario Final: Necesidad y
oportunidades de especialización.
Como podrá apreciarse, el administrador
general como el médico, abogado o cualquier otro profesional de carácter
general, resulta necesariamente limitado, debido a la amplitud y complejidad de
los diversos objetos de estudio. De ahí que resulte indispensable para el
administrador continuar estudiando y especializarse, Las licenciaturas no
resultan competitivas en el mercado de trabajo:
Las oportunidades de especialización para los
administradores son:
a). Las áreas funcionales de las organizaciones: finanzas,
operaciones, comercialización, recursos humanos, informática, o investigación y
desarrollo; así como las subfunciones dentro de las funciones mencionadas. Esto
tanto en el ámbito público como en el empresarial.
b). Los ramos de
gobierno: gobernación, educación, hacienda, comercio, etc., así como los
niveles de gobierno: federal, estatal y municipal.
c). Los ramos de
actividad empresarial: las diversas industrias, sectores del comercio, de las
instituciones financieras y de los servicios (comunicaciones, transportes,
minería, construcción, hotelería, banca, comercio internacional, etc.).
Al efecto
las instituciones educativas deberán ampliar y desarrollar especialidades,
diplomados, maestrías y doctorados, con especial énfasis hacia el impulso de
las exportaciones y al intercambio internacional más conveniente.
Como podrá observarse, de las oportunidades
de especialización es posible desprender los ejes para estructurar los planes
de estudio, con lo cual se logrará imprimir verdadera solidez a la formación y
capacitación profesional. Esto es, que las áreas funcionales y los ramos de
actividad empresarial y gubernamental son las bases idóneas para sustentar la
composición de la currícula para la formación de administradores.
Notas
1. En
mis estudios al respecto he concluído que las definiciones de la administración
de los especilistas son prácticamente tantas como autores, son inconsistentes
entre sí, no se apegan al significado vigente del lenguaje, son más pobres,
confusas, imprecisas e incompletas que las definiciones de los diccionarios, se
basan en aspectos circunstanciales, se refieren a lo que "debe ser" y
no a lo que son las administraciones, pretenden definir el conjunto de
conocimientos sin precisar el origen de esos conocimientos, confunden el objeto
empírico con el objeto teórico, e imposibilitan la identificación del objeto de
estudio y el desarrollo del concepto de administrador. Ver: "El
problema de la definición de las administraciones", en "Investigación
y Desarrollo en Administración", Garcíacastillo y Cruz, Rafael, 1995,
autopublicación, México. pp. 105 a 312.
2. Han
existido entre los administradores numerosos intentos fallidos por adoptar
alguna definición de la administración de aceptación generalizada, lo cual sólo
ha contribuido a aumentar el número de definiciones sin resolver el desacuerdo.
Ibidem.
3. En
mis estudios ya referidos he observado también que las definiciones de las
autoridades lingüísticas, incluidas las actualizadas, son consistentes entre
sí, suficientemente claras y sobre todo vigentes. Recomiendo en todo caso
remitirse a ellas para evitar que como especialistas nos aislemos del resto de
la población.
4.
Como resultado de que las diversas corrientes teóricas en administración han
sido desarrolladas por ingenieros, psicólogos, sociólogos, etc. en cada caso se
privilegia el aspecto que a cada especialidad identifica, como son el
mecanicista, psicológico, sociológico, etc. en detrimento de un enfoque
integral y propio de la administración, el cual está aún por desarrollarse.
5.
Como significados de la palabra administración usaremos los que registran la
Academia de la Lengua y los diversos diccionarios: acción de administrar,
órganos de gobierno o dirección, periodo de gobierno o dirección, conjunto de
conocimientos acerca de gobernar o dirigir, profesión, empleo u oficio del
especialista en materia de gobierno o dirección de empresas. Otra acepción en
el uso corriente del lenguaje para la palabra administración es la que se
refiere a las actividades secundarias y de oficina, acepción que contemplamos
como complementaria, no como principal, puesto que las mencionadas actividades
son coadyuvantes y no la esencia del gobernar o dirigir. Las acepciones ajenas
a los anteriores significados, como son suministrar medicamentos,
suministrar los sacramentos, o propinar un golpe, etc. no se consideran
aquí. Usaremos administración, con minúscula, para referirnos al empírico real;
usaremos Administración, con mayúscula, como nombre propio ya sea de una
Institución o del conjunto de conocimientos relativo, según sea el caso.
6. La
propuesta de que la "administración es una función subordinada que tiene
el propósito de servir" es una aberración, nada define, ya que de ese modo
cualquier actividad asalariada puede entrar en ella y, en consecuencia, todo
empleado sería un administrador.
7. La
Asamblea de Accionistas la integran los socios propietarios de la empresa y sus
representantes; su función es decidir sobre la existencia de la sociedad,
inversiones o desinversiones, nuevos negocios o retiro de algunos de ellos,
nombrar a los miembros del Consejo de Administración, al Comisario, al
Administrador, etc.. El Comisario es el responsable de cuidar el patrimonio de
la empresa, así como vigilar e informar acerca del cumplimiento de las
decisiones de la Asamblea de Accionistas.
8.
Ejemplos de empresas públicas son: Comisión Federal de Electricidad, Petróleos
Mexicanos, Ferrocarriles Nacionales de México, Caminos y Puentes Federales de
Ingresos, etc.
9. Se
entiende por sector social a las organizaciones de los trabajadores, tales
como sindicatos, federaciones y confederaciones sindicales, ejidos,
cooperativas, etc. Ejemplos de empresas de este sector son: el Banco Obrero, el
diario Excélsior, Refrescos Pascual, etc
Profesor investigador del Departamento de Administración de la UAM-Azcapotzalco