lunes, 14 de enero de 2013

¡Feliz Navidad y Año Nuevo! 2013

¡Feliz Navidad y Año Nuevo!

Querida hermana, querido hermano:

Durante esta época del año, estamos siendo bombardeados por la publicidad para comprar todo tipo de cosas. Posiblemente estás invitado a muchas fiestas caracterizadas por los excesos.

Quizás nos tenga preocupados y ocupados el que algunos esperen de nosotros obsequios, - más que afecto - sobre todo los pequeños, que víctimas de su propia inocencia y de la ambición egoísta de grandes comercios que se anuncian en TV, nos exigen, a veces sin palabras.

O, también, quizás nosotros mismos nos exigimos exageradamente, contra toda razón valedera, queriendo disfrutar o cumplir con todo mundo, restando, pienso que sin querer, importancia al verdadero sentido de la Navidad y el fin del año.

Este tiempo de Adviento, Navidad y fin de año, convirtámoslo en un tiempo especial de reflexión. Recuperemos el verdadero sentido de esta época:

Recordar el pasado, quiero decir, celebrar y contemplar el nacimiento de Jesús en Belén. Dios vino en la carne, con humildad y pobreza; vino como nosotros, ser humano entre los seres humanos.

Agradecer: “¡Donde quiera que mire, con los ojos del corazón, - escribió San Juan de Kronstadt - dentro o fuera de mí, en todo veo una causa poderosa para agradecer y glorificar al Señor!”. Una vez escuché a alguien decir sinceramente: “¡Oh Dios, gracias por mi cáncer!”. Y tiene razón porque, pensándolo bien, todo es un don del Señor, para nuestra santificación y salvación.

Vivir el presente de nuestra vida, cada día, teniendo como modelo a Jesús, nuestro Señor, y como abogada a Santa María, nuestra Madre; siempre vigilantes, transitando por el camino de la oración, la verdad, la justicia y el amor para con Dios y nuestros semejantes, aumentando nuestra fe y acompañándola con obras, perseverando a pesar de todo, como nos dice Cristo: “... el que persevere hasta el fin, ése se salvará” (Mateo 10,22).

Preparar el futuro, aportando nuestro granito de arena al Plan Divino, viviendo como hijos fieles del “Padre nuestro que estás en el cielo...” Viviendo como hermanos buenos de los demás; perfeccionándonos en nuestra naturaleza racional, quiero decir, en el espíritu, y en nuestra adoración, para lograr de manera continua y creciente, el gozo de la convivencia con Él.

Aprovechemos este tiempo para pensar qué tan buenos adoradores hemos sido y qué vamos a hacer para ser mejores. Hagamos un “alto” para reflexionar acerca de nuestra vida espiritual y nuestra relación con Dios. Hagamos un plan para mejorar, perfeccionarnos, ir creciendo en las virtudes y en el amor.

Que Dios te bendiga. De todo corazón, a ti y a tus seres queridos les deseamos lo mejor en esta Navidad, Año Nuevo y siempre.
Con Cristo y María, ¡Paz y Alegría!

www.adorasi.com

LA RESILENCIA

¿Te gustaría ser como el ave fénix que resurge de sus cenizas? Una de las capacidades que deberíamos de potenciar a lo largo de nuestra vida es la resiliencia, la capacidad de sobreponernos al dolor y adaptarnos al día a día, a la vida, con la misma fuerza o incluso más.


En el artículo de hoy hablaremos sobre:
  • ¿Qué es la resiliencia?
  • ¿Cómo fomentar la resiliencia?

¿Qué es la resiliencia?

“La capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas, y ser transformado positivamente por ellas” (Grotberg, 1995)
Cuando pienso en resiliencia la primera idea que me surge es la de sobrevivir a las adversidades, no es salir airoso de ellas, es sufrir y crecerse ante esa situación de una forma positiva, vitalista.
Personas que han pasado por dolores emocionales intensos, traumas infantiles o traumas en su vida adulta han logrado encontrar la resiliencia en sí mismos para poder continuar hacia adelante de una forma positiva, optimista, fortaleciéndose.
La resiliencia es algo que deberían de potenciar desde la infancia, cómo enseñar y apoyar a los más pequeños a afrontar las diferentes adversidades, cómo ampliar sus miras para que puedan encontrar soluciones ante los problemas que puedan surgirles, por pequeños que a nosotros nos parezcan para que pongan en juego sus capacidades.
Es por esto que la resiliencia no se centra tanto en los factores de riesgo como en la prevención. La resiliencia ayuda a cualquier persona a desarrollase emocionalmente y ésta se ve reflejada en todos los ámbitos de la vida de una persona.

¿Cómo fomentar la resiliencia?

Una de las formas más interesantes de potenciar la resiliencia y mejorar la calidad de vida de cualquier persona es aprender a reírse de uno mismo. Aprender a reírse de las adversidades y verlas como un reto, uno siempre puede caer pero tiene que encontrar la fuerza interna para levantarse, es más, estás obligado a levantarte.
No dejes que un tropiezo suponga una derrota, sólo es una batalla, la guerra está por jugarse y determinar quién es el ganador. Basándonos en esta metáfora podríamos traducirla a que la guerra es toda una vida en la que las pequeñas batallas, el día a día, pueden traernos alegrías o tristezas que debemos de superar y, podemos hacerlo.
Podemos hacerlos sin que esto suponga mayor dolor del que la vida puede darnos por sí sola. Potencia tu propio optimismo, plantéate la vida como un reto, aprende de cada día y disfruta de cada paso que des hacia adelante.
Nadie mejor que tú sabe cuánto vales, tienes un mundo que alcanzar y puedes lograrlo, sólo tienes que tener paciencia y determinación.
Aunque en un principio pueda costar adaptarse a los cambios es algo que tenemos que aprender a aceptar. Aprende a ver los cambios como oportunidades de algo mejor, siempre puedes descubrir algo nuevo.
Para terminar quería dejaros esta frase de Aldous Huxley: “La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede”